05:30 de la mañana, suena el despertador, ma que despertador si es solo mi celular con un tono de cumbia (uh, ni me desperté bien y ya empecé mal el día), salto como un felino de la cama y la patrona me suelta un bufido porque la sacudí con mis ágiles movimientos, agacho la cabeza y voy saliendo, pero de paso pateo la cuna del bebé… -BUAAAAAAA…!!!. Llanto y rugido de por medio llego al baño, enciendo la luz… enciendo la luz… enciendo la luz dije!!! Maldito tubo fluorescente ya lo hubiese cambiado cuando empezaba a fallar. Ok… no importa, total me siento en el inodoro y no fallo y para cepillarme los dientes no necesito luz… Oh oh, pequeño detalle, hoy es lunes y como todo el fin de semana no me afeité debo parecer un hombre lobo… Me deslizó con mi agilidad característica hasta la cocina en busca de fósforos y una vela y ágilmente tiro un juego de cacerolas por el suelo, no voy a describir el sonido producido por las ollas al tocar el piso y mucho menos la cara de mi señora, con el bebé en brazos parada en la puerta de la cocina.
Una vez más llego al baño y a la luz de la vela saco del botiquín la afeitadora desechable y le pongo crema dental… Un momento algo anda mal… En fin a duras penas termino la rasurada…
Son las 06:15… con una mano sostengo la taza de cocido con leche y con la otra me calzo los zapatos para salir corriendo rumbo a la oficina…
Ya estoy en la calle, son las 06:20, por suerte el transporte público pasa a una cuadra de mi casa, tengo 40 minutos para relajarme antes de llegar al trabajo.
Ahora son las 06:30, aun me queda media hora de relax, esto será un viaje de placer para mi…
Ya son las 06:45, relajarme las pelotas, a no ser que el ómnibus sea manejado por Flash voy a llegar tarde, estoy a punto de entrar en desesperación, cuando a lo lejos veo que algo se aproxima echando humo, debe ser el tren, aunque el tren no pasa por aquí… Si adivinaron, es mi transporte y se acerca peligrosamente hacia donde estoy, preso del pánico nuevamente de un salto salgo del camino (creo que ya les había hablado de mi agilidad) y choco contra un chipero (vendedor de chipas, que son como panes de harina de maíz) que también esperaba detrás mío. Lo próximo que vi fueron sus manjares volando por el aire y a mí sacando diez mil guaraníes de la billetera para pagar por el desastre. Lo bueno de todo esto es que el colectivo se detuvo.
Me paro en la escalerilla para subir y el agradable ogro al volante, con su camisa celeste desprendida hasta el ombligo, todo transpirado y con una toalla al hombro me invita a pasar con un cordial -vas a subir pio…?
Asciendo al bus, y por protección al menor que pudiera estar leyendo esto, omito las palabras pronunciadas por el chofer cuando le quise pagar el pasaje con un billete de veinte mil. Ya dentro un calor infernal hacía que el tatakuá (horno de barro) de mi abuela se viese más fresco que ese infiernito de cuatro ruedas.
El colectivo estaba abarrotado, pero por cosas del destino se levantó una persona justo en mi parada, Dios existe…!!! Por fin me pasa algo bueno… Le pedí al chofer su franela para sacudir el polvo del asiento, y éste gentilmente me la cedió arrojándomela por la cara mientras decía –aquí tiene su majestad…- pero apenas apoyo el trasero, una mujer embarazada como de 15 meses sube con su enorme panzota y como mi mamá educó un buen ciudadano, le doy mi asiento. Fue en ese momento en que entré en contacto con la gente, primero con el codo de un hombre colgado de los sujetadores del techo, luego una vez más con el chipero, también con el chupetín de un nene que me lo pegó por la camisa. A ver... tengo que calcular muy bien los espacios existentes: entre el gorila con cara de violador o una de las tantas señoritas que puede que pongan cara fea ante el continuo rozamiento que pudiera surgir (ustedes me entienden) creo que elijo pararme bien al lado de otro colega que está en mi misma situación y ohh sorpresa…!! Frenazo…!! Más chipas que vuelan y la embarazada que acaba de cumplir 15 meses y 20 minutos de gestación casi entra en trabajo de parto!!! Yo me atajo como puedo de la señorita que estaba frente a mí, con tanta “buena” suerte que mi colega es el portador de la cachetada… Despacito voy corriendo hacia atrás, que no sea que la bofetada busque a su legítimo dueño. Mientras voy pal fondo veo escolares, empresarios, canillitas, choco con gallinas, verduras, bebés y abuelas. Sería imposible encontrar transporte más democrático que éste.
Unas cuadras más adelante se baja casi todo el mundo, y el ómnibus por primera vez tiene asientos libres, agradecido al cielo me siento en una polvorienta butaca y 15 segundos después llego a mi parada.
Miro mi reloj, son las 07:20, mi jefe me va a matar, otra vez tarde… Silenciosamente, casi como una sombra, haciendo uso de mi agilidad (ya les hablé de mi agilidad…?) me deslizó como un teyú (lagarto) hasta mi escritorio… El crimen perfecto… -Riiing-, suena el teléfono, es el jefecito diciéndome: - Necesito que lleves con urgencia estos papeles al centro, si hubieses llegado a hora tendrías un vehículo para transportarte, pero ya salieron todos… Pase por mi oficina y retire los 2.500 guaraníes para su pasaje y vaya en transporte público… Me escuchó…? Sonó como alguien desmayándose… Hola…? Holaaa...??
